¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre esas dos voces que resuenan en tu mente? Todos tenemos nuestro "ángel interior" que nos impulsa hacia la mejora y la positividad, pero también está esa otra parte, a la que llamo "Linda", que trata de sabotearnos. Hablaba ayer con una amiga sobre los cambios que queremos hacer en nuestras vidas y me puse a reflexionar que a veces queremos cambiar de sitio, lugar, o espacio para buscar sentirnos mejor. A mí me encanta viajar y pasé un tiempo obsesionada con esa idea, pero en parte porque idealizaba cómo me iba a sentir en esos viajes. Sin embargo, con el tiempo, me di cuenta de algo importante: cuando nos vamos a otro lugar, llevamos con nosotros a Linda y a todos los seres que habitan en nuestro interior, tanto los que nos impulsan positivamente como los que nos sabotean. Hoy soy consciente de su presencia y aunque el deseo de viajar y cambiar de escenario siguen siendo fuertes, he aprendido a valorar más mis rutinas y mi día a día. Los cambios a veces pueden silenciar a Linda, pero no la eliminan por completo. Lo más importante que he descubierto es entender las cosas que empoderan a Linda, en mi caso los días nublados, la falta de movimiento, la rutina y el encierro. Es cierto que viajar puede disminuir algunos de los factores que refuerzan a Linda, pero ya no creo que sea una solución para encontrar equilibrio emocional. Aprender a reconocer y gestionar a Linda es un proceso continuo. |